CUANDO YO ERA MAYOR
***
Meses interminables en una cama, sin esperanzas ni salida, ¡esa era mi sensación!, todo el día sola, sin más compañía que la incertidumbre y el dolor.
Estaba inválida, sin poderme valer ni para lo mas preciso.
La soledad de mi habitación y las ideas que me pasaban por la cabeza, hicieron que durante ese largo periodo comenzara a marcarme retos para cuando alguien me pusiera de pié, (si eso ocurría claro) yo quería pensar que sí.
En esa época en la televisión, (que era mi compañera), veía a J. A. Labordeta en su programa "Un País en la mochila" Y ese fue mi primer reto, llegar a hacer senderismo algún día.
Mi segundo reto fue hacerme casi vegetariana y hacer mucha gimnasia para cuidar mi salud al completo, porque lo que tenía claro, era que estar bien era lo más maravilloso e importante que había en la vida.
El tercer reto fue reírme de los problemas de la vida, pues estando bien todo tiene solución.
Todo esto eran más que retos, ¡sueños! pero en aquella situación...¡Necesitaba soñar!
Mi cuarto reto fue ¡volver a bailar!
Los médicos no me daban solución y así pasó un año, al cabo del cual nos informaron de una eminencia en Barcelona que me podía operar de nuevo, (ya era la segunda operación)
Fuimos y me operaron de nuevo implantándome una prótesis de metal en la columna de 45 cm.
Durante otro año más, continuaba con dolor y sin valerme para casi nada, me habían puesto en pié si, (que no era poco) pero para mi y para mi edad, no era suficiente. Tenía 38 años, tres hijos y todo un mundo de proyectos e ilusiones.
Los médicos me intentaron convencer de que eso era lo máximo que podían hacer por mí, yo no podía ni quería mentalizarme en continuar así, tenía muchas ganas de trabajar, de volver a bailar, de disfrutar de la vida, ¡de comerme el mundo!
Y pensé que era el momento de comenzar a intentar cumplir mis retos.
Comencé por caminar y hacer mucha gimnasia, abdominales sobre todo, aguantaba un máximo de 15 minutos diarios y volvía destrozada, pero bueno, no desistí, pensé que sería cuestión de tiempo.
Al cabo de unos tres meses ya conseguí caminar la media hora diaria y sin volver tan cansada, y lo mas importante, ¡con menos dolor! Continué también con mis ejercicios de estiramientos y abdominales, a medida que pasaba el tiempo, notaba bastante mejoría. ¡éste reto funcionaba!
Dos años después, comenzamos mi marido y yo a hacer senderismo llegamos a hacer 18 km. en un día, lo hacíamos todos los fines de semana, ¡Era maravilloso poder caminar y caminar y caminar... sintiéndome tan fenomenal!
Así conseguí ser una persona "normal" ya solo me faltaba conseguir cumplir mis tres retos restantes, cambiar la alimentación, hacer el camino de Santiago, y... ¡volver a bailar! ¿Por qué no?
Y comencé por la alimentación, me olvidé completamente de los dulces y de las carnes rojas, (pues en mis libros de medicina natural, decía que las carnes rojas son un peligro para la salud) mi alimentación se basaría en frutas, verduras y carnes blancas, ¡Y nada de medicamentos! (los medicamentos también son un peligro para la salud)
Y bien, después de otro año más, yo era ¡una persona nueva! me encontraba fenomenal y todo gracias al ejercicio.
en la revista pronto publicaron toda esta historia, no gané dinero con ello claro, pero sí gané la satisfacción de ayudar a mucha gente en situaciones parecidas a tomar decisiones sanas y verdaderamente útiles. Sobre todo a perder la fe ciega en los fármacos.
recibí muchos correos de mucha gente, hice incluso amigas y me sentí muy satisfecha y feliz.
Varios años después, por fin hicimos el camino de Santiago, (En este mismo blog está publicado el artículo de esa experiencia titulado "Diario de una peregrina" con fotos preciosas del camino)
Sólo hicimos cinco etapas, casi doscientos km. en ocho días, fue una experiencia inolvidable.
Recomiendo a todo el mundo que aunque solo sea unas etapas, no dejen de hacer el camino de Santiago, allí todos somos iguales con un mismo objetivo, ¡llegar a santiago! Sin consumismos, sin envidias, sin avaricia, el saludo es entrañable, "buen camino hermano" oír esa frase cada vez que pasaba un peregrino era maravilloso.
Conseguí llegar a Santiago, pasé un poco de miedo de que mi espalda me dejara "tirada" en el camino, (lo tengo que reconocer) pero se portó muy bien al ver mi empeño jeje.
Y un año después conseguí cumplir mi último reto, ¡volver a bailar! ¡A mis 54 años!
Comencé a dar clases de baile en un pueblo cercano.
Ya me siento satisfecha y ahora toda época pasada queda en recuerdo, el triste y a la vez orgulloso recuerdo de:
¡Cuando yo era mayor!
¡Ah!, tengo que aclarar que hay un error al principio del escrito, digo que cuando comenzó esta historia yo tenía 38 años, y ahora tengo 60, ¡no que va!, los 60 de ahora los tenía entonces y los 38 de entonces, ¡los tengo ahora
******
El siguiente Poema lo escribí en esa época, en la cama:
ahí sigue luciendo el sol,
niños que gritan y juegan
gentes que comienzan su mañana,
aquí mi vida está parada.
Oigo voces fuera de esta sala...
todos lamentándose de su ritual,
yo se lo cambio por esta cama,
no lo llegan a valorar....
mi pluma, mi impotencia y mi dolor
de volver a bailar algún día
de volver a salir y ver el sol
No sé si eso llegará
no sé si me tendrá en cuenta Dios
pero lo que si sé
es que si vuelvo a caminar
¡veré la vida de otro color!
***
Mª D. Vázquez