La tierra no nos necesita
En las décadas de los 60-70 se publicaron libros como "la primavera silenciosa" de Rachel Louise Carson, esta bióloga y escritora denunció los efectos nocivos que para la naturaleza tenía el empleo masivo de productos químicos como los pesticidas, el DDT en particular.
Y artículos como " límites al crecimiento" de Donella Meadows,
cuyo libro tuvo gran relevancia alrededor del mundo, y fue el comienzo a un debate sobre los límites de la capacidad de nuestro planeta para suportar la continua expansión.
Sin duda los dos fueron Importantes reclamos sobre lo que ya por aquella época era una señal de alarma.
Han pasado 60 año, y por primera vez los países, parece que se quieren poner de acuerdo en aplicar políticas medioambientales, para paliar los efectos devastadores a las graves consecuencias, que están llevando al planeta a su progresivo declive y a su lenta y sufrida agonía.
El mundo se ha paralizado por un virus, los transportes, el comercio, la producción, el consumismo y, por primera vez en 60 años el planeta puede coger aliento, aire renovado, mucho menos contaminado.
Yo continúo entres dos sospechas, o que es el mismo exceso de polución y gases nocivos los que ha originado el nacimiento de este virus, o que es el hombre quien lo ha creado en un laboratorio.
En cualquiera de los dos casos, sería el hombre el culpable.
Pero, dejemos este tema complejo para los científicos.
Lo cierto es que este parón está siendo más efectivo que cualquier Cumbre de la Tierra y que cualquier programa de Desarrollo Sostenible, o cualquier COP de esas que anualmente se celebran.
Seguramente las emisiones se hayan reducido en un mes más que en 20 años con todas las ideas de los científicos, posiblemente se haya restituido algún ecosistema, posiblemente aún sin saberlo se esté recuperando alguna población de fauna o flora amenazada.
Posiblemente a corto o medio plazo mejorará el estado de calidad de los humedales, de los ríos, de las masas forestales.
Si las políticas ambientales se hubieran cumplido a rajatabla, posiblemente no estaríamos ante un panorama tan desolador de cambio global.
Quizá aún no existan datos que lo certifiquen, pero el planeta como organismo vivo que es, no necesita de la ciencia para sentir, para respirar, ni para vibrar. Solo necesita (al igual que todos los humanos), que le traten con amor y delicadeza.
El planeta nos está dando una lección,
¿sabrá el hombre tomar nota de ella?
Mientras tanto vemos como se sigue comportando el bichito, pondremos nuestro granito de arena, utilizando la responsabilidad y el sentido común.
Con frecuencia leo por ahí la típica frase de que todo lo que sucede tiene la culpa el gobierno, (esté el gobierno que esté). Nadie reconoce sus propias culpas, todos dejan las responsabilidades en la espalda de los demás, creen que los gobiernos tienen varitas mágicas para solucionar todos nuestros problemas, nadie se paran a pensar que el 50 por ciento está en nuestras manos.
Como siempre, me despido con una reflexión que les invite a pensar.
Me encanta tener amigos
me encanta la gente
me encanta compartir
todo lo que tengo
porque se que nada es nuestro
de eso, soy consciente.
Todo es prestado
mientras vivamos
nada tiene permanencia
pues cuando nos vamos
solo nos llevamos...
¡nuestra conciencia!!
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Mª D. V.